Las historias, especialmente cuando nos recuerdan a una maquinaria de relojería precisa, quizá sean sólo la ilusión a la que contribuye la retórica de un narrador que se confiesa engañado durante algún tiempo o que se descubre aún engañado, pero que nos invita a asistir a una revelación ya pasada, ya por venir. En medio, dei ex machina, o ex machinis, que no necesariamente son todos de la misma máquina. Todas las historias como una ajustada cosmología con todos sus componentes campanudos. El hombre nos demuestra un principio cósmico, que es lo mismo, una vez armado el universo, que ver en éste un principio antrópico.
Así las historias, una fábrica que el demiurgo acompaña de un relato que nuestro ojos corroboran y que es absolutamente falso. Como un romanticismo de cristal de roca y metacrilato. Como Hölderlin frente a los Montes Metálicos.
Así las historias, una fábrica que el demiurgo acompaña de un relato que nuestro ojos corroboran y que es absolutamente falso. Como un romanticismo de cristal de roca y metacrilato. Como Hölderlin frente a los Montes Metálicos.
1 comentario:
"Como Hölderlin frente a los Montes Metálicos."
¡Qué bueno, buenísimo!
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