La niña en patines coge el patinete de su amigo y se pasea en una estampa levemente metapoética, esto es, virada al sepia por el observador. Luego, los niños proponen al adulto (que es el observador de antes) juegos diferentes. El adulto propone el juego de proponer juegos. Ahora es el turno de la pelota, pero el adulto comprueba que la pelota en el juego es otro objeto que no logra definir. Inquieto por las hipotéticas molestias que pudiera sufrir algún supuesto transeúnte atrabiliario, les pide calma y, al parecer, el referente pelota es ya otro objeto distinto. En cuanto al juego, ahora piensa que es un continuo de heterogeneidad sutil.
Por último, el adulto carga con los patines y con algún otro cachivache. El adulto piensa con orgullo que es el excedente que hace el juego socialmente posible.
Por último, el adulto carga con los patines y con algún otro cachivache. El adulto piensa con orgullo que es el excedente que hace el juego socialmente posible.
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