Mientras el horror se conforma con el vaciamiento de vísceras, incluidas las propias, el terror nos invitaría a una afiliación criminal, afiliación que concluye en nuestro vaciamiento moral y ético.
Sin embargo, el del horror incluye una variante en la que la primera persona se descubre como sujeto activo de las crueldades sangrientas y sanguinolentas. Ésa es su intersección con el género de terror.
Ahora bien, en esto como en todo hay tolerancias y habituaciones, dosis que han de ser crecientes y paradojas innúmeras. Y es que, como se sabe, el horror tiene cara. O la tuvo hasta la Primera Guerra Mundial, conflicto al que tanto debe la cirugía plástica.
Sin embargo, el del horror incluye una variante en la que la primera persona se descubre como sujeto activo de las crueldades sangrientas y sanguinolentas. Ésa es su intersección con el género de terror.
Ahora bien, en esto como en todo hay tolerancias y habituaciones, dosis que han de ser crecientes y paradojas innúmeras. Y es que, como se sabe, el horror tiene cara. O la tuvo hasta la Primera Guerra Mundial, conflicto al que tanto debe la cirugía plástica.
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