Noche ante dos grandes películas en un canal de televisión. A Snake Eyes y a Brian de Palma se le regatean los elogios. Pero Snake Eyes es una gran película y una película de notable virtuosismo, de la que quizá cabría discutir la facilidad del desenlace. Un reptiliano Gary Sinise incorpora a un personaje del que no sabemos cómo pudo un día ser amigo del hortera policía Santoro. También nos cuesta trabajo imaginar el mundo fuera del pabellón y del hotel casino a salvo de la lluvia torrencial en que se desarrolla la película, pero eso es otra cinta...
Tenderíamos a pensar que muchos críticos temen que aprobar la película sea algo así como secundar la estética (por llamarla de algún modo) abochornante y la moral de Atlantic City y del paradójico héroe de la historia.
Después, Paths of Glory, a la que tendemos a recordar más conspiratoria que lo que acaba siendo. Hay que apuntar el intercambio Darth Vader- Luke Skywalker entre Broulard y Dax al final, o casi al final, justo antes de eso tan bonito de Es war einmal ein treuer Husar, Der liebt' sein Mädchen ein ganzes Jahr, Ein ganzes Jahr und noch viel mehr, Die Liebe nahm kein Ende mehr.
El amor, como la guerra, es que no acaba nunca (!), pero tonterías aparte, Douglas compone una figura sin fisuras y Menjou otra que, a su modo, tampoco las tiene. Y después, sin más dilación, nos fuimos a la cama.
Tenderíamos a pensar que muchos críticos temen que aprobar la película sea algo así como secundar la estética (por llamarla de algún modo) abochornante y la moral de Atlantic City y del paradójico héroe de la historia.
Después, Paths of Glory, a la que tendemos a recordar más conspiratoria que lo que acaba siendo. Hay que apuntar el intercambio Darth Vader- Luke Skywalker entre Broulard y Dax al final, o casi al final, justo antes de eso tan bonito de Es war einmal ein treuer Husar, Der liebt' sein Mädchen ein ganzes Jahr, Ein ganzes Jahr und noch viel mehr, Die Liebe nahm kein Ende mehr.
El amor, como la guerra, es que no acaba nunca (!), pero tonterías aparte, Douglas compone una figura sin fisuras y Menjou otra que, a su modo, tampoco las tiene. Y después, sin más dilación, nos fuimos a la cama.
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