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lunes, abril 16, 2007

Educadores de la poblacion

Se diría que habitamos un estadio de leninismo suave en que los cuadros del partido no revelan ninguna propensión asiática, al menos ésa es la primera impresión. Por otro lado, su argucia suprema no es otra que la de recordar, cuando es menester, que ellos trabajan por la democracia liberal.
Los ingenieros de almas más sutiles, sin embargo, operan espontáneamente a favor del sistema -y eso es el mercado o es la astucia de la razón- y raramente se presentan a sí mismos como tales o se prestan a la tarea apologética de reclamar una mayor educación de las gentes de cara a una empresa determinada, ya sea la identificación de un enemigo o la conversión de uno antiguo.
Hay que advertir no sólo que toda esta educación es esencialmente desmovilizadora, sino también que reafirma el postulado presupuesto de la inepcia de la mayoría; no de la mayoría como entidad inerte y voluble, también de la mayoría de los individuos votantes como tales.
Por eso, el leninismo -como forma definitiva de la dialéctica entre élites y masas- contradice a la democracia. También es posible que la democracia contradiga a la democracia, esto es, que ésta sea un imposible sin más. En cualquier caso, no se debería permitir nunca a un gobierno educar a su -empleemos el posesivo- pueblo.

P.S.: Los llamados neocons -al menos sus representantes más conspicuos- son modélicos en su desprecio total del asunto de la pedagogía: sus argumentos se desdibujan si entre sus costuras se introduce la sospecha de que el pueblo tiene alguna importancia. Asunto bien distinto es el de los segundas filas y otros corifeos que recuerdan a menudo la necesidad de la domesticación adecuada.

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