(El de Pablo Ordaz en El País de hoy sobre el 11 de marzo de 2004, también jueves anterior a un domingo de elecciones generales)
Todos los días compro uno o dos periódicos y leo dos o tres más. No he fallado más que cuando me encontraba en lugares donde no había prensa. He comprado periódicos en alfabetos ante los que soy lector más que rudimentario por querer leer la prensa. Pues bien, no recuerdo (o mejor, no me recuerdo) ni comprando ni leyendo los periódicos el 11 de marzo de 2004. Ordaz alude a la pérdida, súbita y brutal, de relevancia de los diarios de esa mañana y esa pérdida es un signo del peso de un acontecimiento.
Reparo en que creo recordar conversaciones de ese día y creo que no me equivoco demasiado, pero no me recuerdo, concibo o imagino ese día ante los periódicos, ya inevitablemente transnochados, mientras el café o en un intermedio de los que suelen ser tan gratos.
Todos los días compro uno o dos periódicos y leo dos o tres más. No he fallado más que cuando me encontraba en lugares donde no había prensa. He comprado periódicos en alfabetos ante los que soy lector más que rudimentario por querer leer la prensa. Pues bien, no recuerdo (o mejor, no me recuerdo) ni comprando ni leyendo los periódicos el 11 de marzo de 2004. Ordaz alude a la pérdida, súbita y brutal, de relevancia de los diarios de esa mañana y esa pérdida es un signo del peso de un acontecimiento.
Reparo en que creo recordar conversaciones de ese día y creo que no me equivoco demasiado, pero no me recuerdo, concibo o imagino ese día ante los periódicos, ya inevitablemente transnochados, mientras el café o en un intermedio de los que suelen ser tan gratos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario