La apelación al error humano (que se imagina ontológicamente limitado al caso particular) presupone que no hay error ni responsabilidad en el diseño y mantenimiento del sistema.
Pues cuando hay organización y sistema, el principal objetivo instrumental es el de hacer el sistema redundante para minimizar el coste del error humano y su probabilidad.
De hecho, cuando el sistema incluye agentes independientes compitiendo (donde por definición el error humano y la responsabilidad de esos agentes es irreductible), puede verse como irresponsable absoluto a quien no se oponga a disminuir la probabilidad del error humano o su coste: es el caso del tráfico rodado (1).
Cabe considerar, sin embargo, que ciertos sistemas funcionan porque incluyen constitutivamente (¡y hasta constitucionalmente!) al chivo expiatorio, una purga excelente. Y lo dejamos por evitar ponernos girardianos.
(1) Lo que paradójicamente se prueba en la eliminación de las ayudas electrónicas en la conducción de Fórmula I, que está obligada a dejar un lugar al error humano y a su contrasimétrico, la destreza continua.
Pues cuando hay organización y sistema, el principal objetivo instrumental es el de hacer el sistema redundante para minimizar el coste del error humano y su probabilidad.
De hecho, cuando el sistema incluye agentes independientes compitiendo (donde por definición el error humano y la responsabilidad de esos agentes es irreductible), puede verse como irresponsable absoluto a quien no se oponga a disminuir la probabilidad del error humano o su coste: es el caso del tráfico rodado (1).
Cabe considerar, sin embargo, que ciertos sistemas funcionan porque incluyen constitutivamente (¡y hasta constitucionalmente!) al chivo expiatorio, una purga excelente. Y lo dejamos por evitar ponernos girardianos.
(1) Lo que paradójicamente se prueba en la eliminación de las ayudas electrónicas en la conducción de Fórmula I, que está obligada a dejar un lugar al error humano y a su contrasimétrico, la destreza continua.
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