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lunes, marzo 03, 2008

La bolsa

Entre otras cosas, la bolsa ha sido fuente inagotable de misterios y presciencias prestigiosas; y también de desprecios notorios. Naturalmente, los citados prestigios tienen mucho en común con el que adorna a los zahoríes y a los agoreros, y eso nos ilustra acerca de la calidad del saber ajeno, tan relacionada con las preferencias de nuestro olvido.
Hemos de suponer que el experto en bolsa lo es por insistencia y por llevar mucho tiempo allí. Ahora bien, su intuición cultivada no requiere tanta dedicación como para no poder añadir a su práctica los sortilegios de mil y una teorías.
Cabe también la posibilidad de que el experto nos engañe no solo en lo que se refiere a su conocimiento, sino también en cuanto a la fuente de sus ingresos, fundamental, técnicamente relacionados con el primero de los engaños citados.
Además, si la bolsa es emblema y resumen de todos los templos del saber más o menos arcanos, de algunos de los expertos que la orlan cabría decir que obtienen más recompensa de su gesto que nos recuerda que están en el secreto que de las plusvalías tal vez obtenidas; lo que -desde luego- no nos indica qué piensa quien actúa fingiendo estar en un secreto que no existe.

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