El lector sabe que en otro tiempo los aventureros, distribuidos en diferentes gremios y pagados por diferentes compañías comerciales, recorrían el incompleto mundo con sus chaquetas con solapas.
La solapa era una evidente avanzada, si no del progreso, sí desde luego del casino del pueblo o incluso, si no hacemos acepción de los orígenes de la mayoría de nuestros héroes, del exclusivo club o de la parroquia.
La pérdida o desaparición de la solapa, sobre todo por encima de los cinco mil metros de altitud y de los 70 grado de latitud, es un abandono en el relativismo cultural y térmico, lo cual de por sí no es ni bueno ni malo, aunque sí presagia su desaparición también en aquellos clubes y en aquellas parroquias, incluso en aquellos casinos. Algo propio de un planeta de abandonados.
La solapa era una evidente avanzada, si no del progreso, sí desde luego del casino del pueblo o incluso, si no hacemos acepción de los orígenes de la mayoría de nuestros héroes, del exclusivo club o de la parroquia.
La pérdida o desaparición de la solapa, sobre todo por encima de los cinco mil metros de altitud y de los 70 grado de latitud, es un abandono en el relativismo cultural y térmico, lo cual de por sí no es ni bueno ni malo, aunque sí presagia su desaparición también en aquellos clubes y en aquellas parroquias, incluso en aquellos casinos. Algo propio de un planeta de abandonados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario