Se levanta y deja el televisor encendido (la pared encendida como en una película famosa del siglo pasado. Por otro lado, los sensores de apagado automático no funcionan). El asunto es interesante porque esta vez uno de los dos nominados será expulsado sin escafandra. No tiene una idea muy clara de qué desperfectos sufrirá el pequeño satélite antropomórfico. Esto último le tiene mucho más intrigado que saber quién saldrá de la estación espacial. Así que, por una vez, desprecia la urgencia y la “rabiosa actualidad”: una actitud no del todo homologable en un mundo contento.
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