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jueves, noviembre 29, 2007

Menú colonial

Pues se trata de un sedicente restaurante vietnamita imaginamos a un sonriente y sedicente cooperante extranjero saltando por los aires o tiroteado.
Véase que con Greene y más con Noyce que con Mankiewicz nos vamos a un pasado anterior a la guerra de los americanos. Se trata de un imaginario colonial de suave supremacía de ociosos y alcohólicos corresponsales que se quieren lejos del mundanal sinsentido de la metrópoli. Bagatelas para entretener la tonta imaginación y ver de qué pasta estamos hechos: de spaghetti transparentes, de mantou descabezado, de wantan o de baozi. Comemos con el esfuerzo de un aprendiz de flautista. Ha desaparecido el menú colonial y hemos olvidado las otras opciones, que dan a la carta catadura de general Tapioca.

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