Las citas que recogen las fajas que los editores suelen añadir a los libros que publican, para molestia de sus clientes e insulto de la amabilidad en general, se escogen por un método acreditadísimo sobre todo en el ámbito de la investigación parapsicológica.
De todas las críticas de un libro, escójase la frase más laudatoria del artículo más favorable. Así, registrar las fluctuaciones positivas de una serie de (y ya que antes hemos utilizado el vocablo 'investigación') experimentos.
Se notará que funciona aquí nuestra tendencia a tomar el caso subrayado o el caso presentado con la retórica adecuada por representativo de una totalidad que se toma como distributiva: en el sentido de la colección de reseñas críticas del título A; o de colección de los registros realizados en un experimento (reincidimos), por ejemplo, de percepción extrasensorial. Y sobre esto no se dejará de notar tampoco que, al proceder, así se oculta el carácter de totalidad atributiva de todos los resultados: una totalidad que puede representarse por su media aritmética o por su varianza, aquí; por una clasificación exhaustiva y ordenada de los juicios críticos, allá.
Esta propensión de nuestra psicología, que facilita tan extraordinariamente el ejercicio del noble arte de la prestidigitación y no menos el del escasamente noble timo de la estampita, nos es tan propia que difícilmente podríamos hablar del hombre sin referirnos a esta característica, sin duda reprimible y educable.
Y es que tal propensión no es sino el reverso de la facultad que nos permite la construcción de conceptos universales, esa suerte -por decirlo del todo erróneamente- de inducción intensional que tan grata resulta en todo género de tertulias televisivas y radiofónicas. La canonización de la anécdota falsa.
De todas las críticas de un libro, escójase la frase más laudatoria del artículo más favorable. Así, registrar las fluctuaciones positivas de una serie de (y ya que antes hemos utilizado el vocablo 'investigación') experimentos.
Se notará que funciona aquí nuestra tendencia a tomar el caso subrayado o el caso presentado con la retórica adecuada por representativo de una totalidad que se toma como distributiva: en el sentido de la colección de reseñas críticas del título A; o de colección de los registros realizados en un experimento (reincidimos), por ejemplo, de percepción extrasensorial. Y sobre esto no se dejará de notar tampoco que, al proceder, así se oculta el carácter de totalidad atributiva de todos los resultados: una totalidad que puede representarse por su media aritmética o por su varianza, aquí; por una clasificación exhaustiva y ordenada de los juicios críticos, allá.
Esta propensión de nuestra psicología, que facilita tan extraordinariamente el ejercicio del noble arte de la prestidigitación y no menos el del escasamente noble timo de la estampita, nos es tan propia que difícilmente podríamos hablar del hombre sin referirnos a esta característica, sin duda reprimible y educable.
Y es que tal propensión no es sino el reverso de la facultad que nos permite la construcción de conceptos universales, esa suerte -por decirlo del todo erróneamente- de inducción intensional que tan grata resulta en todo género de tertulias televisivas y radiofónicas. La canonización de la anécdota falsa.
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