Lo que hacemos suele descomponerse en secuencias de operaciones simples que a veces conmutan con resultados parejos y a veces no, que a veces se pueden permutar con sentido y otras no: introducimos la llave en la cerradura y luego la giramos; no la giramos y luego la introducimos.
Algunas operaciones tienen inversa y la inversión de una operación compleja es la esperable:
Lo inverso de meter - girar - sacar es meter (= lo contrario de sacar) - girar al contrario - sacar (= lo contrario de meter)
Hay, sin embargo, operaciones que no tiene inversa por una cuestión entrópica, podíamos decir: le ponemos la sal al huevo, pero quitársela es complicado. Y si se la quitamos no es a través de la secuencia inversa de operaciones inversas.
Estaríamos tentados de postular que estas operaciones sin inversa son la esencia del relato. Sin embargo, tal vez los relatos se basen más bien en errores, que serían permutaciones sin sentido de operaciones, por lo demás, perfectamente insulsas: el aficionado verá, pongo por caso, que el crimen perfecto suele estropearse en alguna permutación que lo imperfecciona.
Lo que nos lleva a sintetizar y concluir que los relatos surgen de la facilidad con que una secuencia ordenada de operaciones se pierde en alguna de sus numerosas permutaciones erróneas, insensatas o inimaginables. La vida misma.
Algunas operaciones tienen inversa y la inversión de una operación compleja es la esperable:
Lo inverso de meter - girar - sacar es meter (= lo contrario de sacar) - girar al contrario - sacar (= lo contrario de meter)
Hay, sin embargo, operaciones que no tiene inversa por una cuestión entrópica, podíamos decir: le ponemos la sal al huevo, pero quitársela es complicado. Y si se la quitamos no es a través de la secuencia inversa de operaciones inversas.
Estaríamos tentados de postular que estas operaciones sin inversa son la esencia del relato. Sin embargo, tal vez los relatos se basen más bien en errores, que serían permutaciones sin sentido de operaciones, por lo demás, perfectamente insulsas: el aficionado verá, pongo por caso, que el crimen perfecto suele estropearse en alguna permutación que lo imperfecciona.
Lo que nos lleva a sintetizar y concluir que los relatos surgen de la facilidad con que una secuencia ordenada de operaciones se pierde en alguna de sus numerosas permutaciones erróneas, insensatas o inimaginables. La vida misma.
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