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miércoles, octubre 17, 2007

Coronita de espinas

Hacer preguntas a un irresponsable es, cuando menos, una perdida de tiempo. Y el último refugio de un irresponsable es lo sublime. Lo sublime nazi, aquí y en China.
O de manera conversa, si se ha dado con la clave de lo sublime, uno se ha capacitado ya para la irresponsabilidad absoluta, para camuflar de respuestas y honores heridos las viejas mitologías oligofrénicas y los sofismas que no admitiríamos ni al clown, ni al augusto, ni al vendedor de refrescos.
El diálogo es un trampantojo y los diálogos asimétricos, ese catecismo colectivo, una inquisición más bien tonta y puesta del revés. Nótese que Zapatero, Rajoy, Llamazares, en mayor o menor grado, sabían que contestaban a sus electores y hacían como que obraban en consecuencia. Adviértase que Carod quería lucirse delante de los suyos y para ello había aceptado enfrentarse a unas fieras extranjeras, torpes, ignorantes y que podía despreciar para mayor gloria de su imaginada patria. O sea, para mayor gloria suya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pero porqué el mundo está lleno de suposiciones. Supongo que no debe de ser odio el que fluye del comentario tan sagaz. Deduzco que la información se transmite dependiendo del color del cristal con el que se analiza.