Denunciar al débil ante el poderoso es lo lógico porque si no, no funciona. Si juzgamos por nuestros tiempos y nuestras sociedades, el escritor que denuncia en sus escritos suele saber bien elegir al débil para cumplir con tan lógica lógica. Y si escoge bien a sus poderosos y a sus débiles podrá hacerlo desde la libertad del poderoso y contra la libertad del débil, podrá fingir que débil denuncia al poderoso y nunca denunciará a éste, porque para los escritores se inventó aquello de a moro muerto, gran lanzada. Por eso, hay quien sigue denunciando a los fantasmas, que nunca se van del todo, y es especialista en llegar tarde al campo de batalla.
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