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martes, agosto 27, 2024

Das aufgezeite Hier

A la hora de aprender, el destino barroco nos ha sobrepasado. Todas las técnicas, metodologías, ejercicios, actitudes tienen alguien que las alabe y las recomiende: La conclusión es que debemos hacer una cosa y la contraria, que todo vale mientras no mate, cosa que tampoco importaría demasiado y que resultaría probablemente indemostrable, al menos delante de un tribunal. Dos disciplinas donde tal cosa ha alcanzado florecimiento churrigueresco o guerechurrrisco  son la del ejercicio físico, con sus promesas atléticas y sexuales, y la del aprendizaje de idiomas. En ambos casos, se trata fundamentalmente de anestesiar al cliente para que no perciba su propio esfuerzo, eso en el mejor de los casos, y al tiempo y sobre todo sobrevalore sus progresos.



Kommen Sie im September wieder

El lector puede, sin moverse de donde está ahora mismo, buscar planes de entrenamiento para corredores de maratón noveles, desarrolladores de los propios bíceps y cuadríceps, gente que quiera al tiempo ganar y perder peso (lo que también se predica y recomienda) y sorprenderse, entre la retórica paleolítica del índice glucémico y la calidad del esperma en los varones, con la legión de tablas de ejercicio, estrategias, ventajas y desventajas de aquellas y de estas que le esperan a la vuelta de la esquina de google. Ni la fúnebre economía dio para tanto y, además, nunca prometió ni la mitad.
Véase lo mismo con el aprendizaje del inglés o de otros lenguas tan complicadas como lo es inadvertidamente la propia, a lo que se añade el tópico de la incapacidad patria, a veces adornada de la pseudolingüística, tan cara a los lingüistas: no aprendes el vocabulario ajeno porque sólo tenemos cinco vocales en español. Aunque quizás, el descrédito español no deja parcela libre. Recordamos la alabanza de Vázques Montalbán al decathleta, decathlonista o decathloniano Peñalver y su "brazo que no parece español"
Sucede, sin embargo, que hay aprendizajes que permiten el florecimiento hipócrita y maoísta de cien escuelas o mil flores. Otros, por mera imposibilidad física, excluyen que el mismo sujeto siga a un tiempo a todos los maestros que le persiguen y más en estos tiempos donde el ocio promete maravillas heroicas. Así pues, hemos llegado a un momento de la fenomenología del espíriritu y otros batidos cola-malteados en que el único absoluto es la falsa conciencia.