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lunes, agosto 29, 2022

Dietario laboral:el séptimo pecado

La pereza y sus arenas movedizas a la siguiente revuelta del camino, entre la sábana bajera y la encimera, entre poner la lavadora y tenderla. Entiéndase: la ropa lavada. La pereza es compañera inseparable del trabajo y diligentemente vamos recibiendo su visita de cobrador antiguo que ostiende y que os tiende el recibo, satisfecho su importe con una mansedumbre no sabemos si antigua o eterna, que ambos vocablos acaban refiriéndose a cosas parecidas.

Bien. La pereza viene a vernos con el despertador aún vibrante con su vibración de desayuno de los campeones y nunca podremos reconocer como propio el impulso que nos lleva a vencerla, siempre solo provisional victoria, contra todas las vagas expectativas. En fin, hacer lo que se debe es ahora ponerse en "modo automático", así que va a ser que la gracia de Dios a lo que ayuda verdaderamente es al cuerpo y no al alma ni al conjunto de ambas cosas reunidas de un modo, de otro modo, o como en los Juegos Reunidos Geyper, situación esta en que evidentemente se daba un exceso de forma para la muy poca materia disponible. Y a jugar. Como ajedrecistas turcos donde no habitan enanos.

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