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lunes, agosto 31, 2020

Escrito a la altura de Barriomartín

 Y si somos flojos en los sueños de los otros.

Y si morimos en el sueño de nuestro padre,

o cometemos una vileza irredimible,

que le amarga el día al despertar.


Y si nuestra habitación arde

en el astuto sueño de algún otro

y éste ha dejado los fósforos en la mesilla

junto al despertador que le convoca. 


Y si el pirómano altivo confiesa 

en el sueño objetivo de un tercero

que es ahora juez y extiende su dictamen, 

y nos lo muestra con símbolos inefables

en nuestro sueño alucinado y olvidable.

viernes, julio 31, 2020

Traducción estrafalaria. Verano 2020


El cementerio sin vacas que miren al mar

           Δεν πιστεύω στην Αναγέννηση. Θα πεθάνεις το ίδιο.



Esta techumbre donde caminan las palomas
Palpita entre los pinos, entre las tumbas
mansa; meridiano prende exacto sus fuegos
¡La mar, la mar, que estará siempre renaciendo!
¡Para el pensamiento qué mejor recompensa
Que un rato contemplar la calma de los dioses!

Obra de artista los relámpagos finos
De tantos diamantes, su espuma imperceptible,
¡y qué espejo de paz parece concebirse!
Si sobre el abismo se acuesta un sol de muchos,
Acendradas labores de una causa eterna,
El reloj destella y saber iguala a sueño.

Tesoro estable, de Minerva simple templo,
Amogollanada calma, obvio retintín,
Agua tan tiquismiquis. Ojo que almacenas
Tanta soñera bajo un velo como llama,
¡Oh, silencio mío!... Finca urbana en el alma,
Buhardilla de oro de tanta teja, te jodes.

Templo del Tiempo, un único suspiro es áleph,
A esta mesa de Hilbert subo y me habitúo,
Rodeado, mi visión es toda marina;
Así, tal que a los dioses mi suprema ofrenda,
De este centelleo sereno la semilla
fulgura hacia lo alto de un desdén soberano.

Como el fruto tan en gozando que se funde
Y delicia nos queda de su eterna ausencia
En la boca donde, malum est, su forma muere,
aspiro aquí la humareda que yo seré,
Y canta el cielo al alma que serán cenizas
Que es tornarse de las riberas en rumor.

Cielo real, bello cielo, mira mi cambio
Después de tanto orgullo, de tanta pereza
Extraña, pero con un poder paradojo.
Me dejo ir en este espacio de resplandor,
Por las casas de los muertos anda mi sombra
y su frágil movimiento ahora es mi hábito.

¡Con el alma expuesta a las teas solsticiales,
Yo aguanto tu gravedad, brillante justicia
De la luz, tus armas a punto y sin piedad!
Yo te devuelvo pura a tu lugar primero:
Mírate volver, aunque al devolver la luz
Se crea la sombra, un haz irreal y lóbrego.

Solateras, solateras, yo mismamente.
Cerca del reloj, de donde mana el poema,
Entre el vacío y el acontecimiento neto
Aquí esperando el eco de mi imperial ego,
Amarga, sombría, sonora está la alberca,
Qué hueco suena en mi alma y qué siempre por venir.

Falsa prisionera del ramaje, entérate,
Bahía que devora estas cadenas vanas,
Destellos secretos atraviesan mis párpados,
¿Qué cuerpo me arrastra a su final ocioso?
¿Qué testa lo atrae a esta tierra y a estos huesos?
El relámpago que allí convoca a mis muertos.

Clausurado, sacro, fuego sutil lo habita,
Fragmento terrestre que a la luz fue cedido.
Cómo me place este lugar bajo las antorchas,
Obra que reúne oro y piedra y oscuros árboles,
Donde mármol y más mármol tiembla sobre umbra
y más umbra, y duerme el mar fiel sobre las tumbas.

Te elevas, aparta liberal al pagano
Si yo solitario pastoreo risueño
Mis borregos y mis misterios del solsticio,
El albo despliegue de mis tumbas tranquilas...
Perrilla, aleja las precavidas palomas
Los inanes sueños, los ángeles curiosos.

Hasta aquí hemos llegado, pereza el futuro,
Los bichos raca raca por el secarral:
Todo quemado, deshecho, el aire lo asume
En secreta, mas en severa esencia estricta…
Y la vida ha hecho vasta la ebriedad de lo ido
Y dulce es lo amargo y cartesiano el espíritu.

Nada les falta a los muertos ocultos, tibios
En esta tierra que les deseca el misterio.
Arriba el mediodía, el Sol aristotélico,
Se piensa y repiensa y se solaza en sí mismo…
Cabeza circunscrita y diadema perfecta,
yo la mosca cojonera, el secreto cambio.

Sólo yo de tus miedos te defiendo; grande
De tu diamante son el único defecto
mis dudas, mis vueltas, cómicas ataduras…
Pero en su lenta noche de barrocos mármoles
Borrosas gentes equívocas tu partido
Han tomado muy poco a poco sigilosas.

En un espeso destierro allí se han fundido,
La arcilla roja sorbió nuestro mineral blanco,
¡El regalo de la vida ahora brilla en la flor!
¿Dónde voces y gestos, el toque del muerto,
De ellos, de cada uno y su única cadaunada?
Muere el gusano y nace en cuencas que lloraron.

Los grititos de las muchachas. ¡Ay! ¡Ahí no!,
Los ojos y los dientes, húmedos los párpados,
Los senos, los senos, eso es jugar con fuego.
La sangre que brilla en los labios entregados,
Dones que postreros, que dedos los defienden,
Todo a la tierra, abajo, faites vos jeux de nuevo.

¿Y usted, alma tan grande, acaso un sueño espera
liberado al fin de la mentira, ese arco iris
que a los ojos mortales levantan ola y oro?
¿Cantará usted cuando sólo sea suspiro?
¡Fuera! ¡Todo huye! ¡Mi presencia se evapora,
la canónica impaciencia también la palma!

Inmortalidad desnatada magnum negra
y oro funge terrible de consolación premio
que a la muerte torna en maternal seno.
Trola bella, pío del almendruco truco.
Quién ignora, ¿y tú lo ignoras? Quién no rechaza
esta calavera hueca y su risa imperecedera.

En el zulo hondos padres, testas despobladas
sois, bajo mil paladas, la tierra y hacéis
laberinto de mis provisionales pasos.
Indudable roedor, verme inexpugnable
No os atienden, oh subterráneos durmientes.
Viven de la vida, a este lado, a saber cómo.

Me pongo pop, ¿será el amor? ¿O el odio propio)?
Su diente lo tengo tan cerca, que secreto,
De Broca que a mí la legión, ese es su nombre.
¡Chorra más te da! Ve, quiere, cogita, toca.
Le gusta mi solomillo hasta en el jergón,
vivo de que este vivo tenga mi escritura.

Es cruel el atar el movimiento dar mil pasos.
Me perforó, Zenón, tu inmóvil flecha alada
que vibra, vuela y no vuela detenida.
El zumbido me hace, me mata el dardo.
El Sol y a la sombra del gran quelonio atlético
mi alma y raudo Aquiles patas largas detenido.

¡Que no! ¡Arriba! En la era antes y después
Rompe commutativo esta forma que pende.
Bebe, geostrófico, el nacimiento del viento.
Evaporación piel fría del mar soplada
Miarma me devuelve. Salada la aguadilla.
A la onda a Mach 2 vamos leches difractando.

Que sí, coño, mar, sí que flipas con motivo,
Bikini de leopardo y toalla al sol
Agujereada y colmada de sus clones,
invariante de tu carne que es chispa y azul,
uróboros que vas pedo de siete colas
en el ruidoso callar del follón eterno.

Ahora biruji, pasemos este rato.
Nos desarma la clara lectura matinal
Aerosol, roca de un Neptuno cachondo,
a tomar por culo se va y brilla el periódico.
Olas, venid contentas, que no vengáis solas.
Este sombrajo ensabanado pachorrazo.