Nadie merece más nuestra memoria y sus ceremonias, aunque lo decimos por deducción y no por el recuerdo que nos lleva a valorarlo y a estimarlo como al que más. Y, con todo, pese a lo desnudo de nuestros archivos y pese a nuestros inexistentes relatos, tratamos de llenar el vacío de los discursos conmemorativos con la retórica de una energía solar y meridiana
Le recordamos sin poder recordarle. Sin identificarle. ¿Pero qué más daría ponerle un nombre distinto de los otros? Coincidiremos en nuestra amnesia. Nuestras incógnitas coincidirán en su sombra e insistiremos en el dulce cultivo de la memoria hasta que olvidemos que no lo recordamos.
(1) Todos los olvidados, el olvidado.
Le recordamos sin poder recordarle. Sin identificarle. ¿Pero qué más daría ponerle un nombre distinto de los otros? Coincidiremos en nuestra amnesia. Nuestras incógnitas coincidirán en su sombra e insistiremos en el dulce cultivo de la memoria hasta que olvidemos que no lo recordamos.
(1) Todos los olvidados, el olvidado.
1 comentario:
Fuego y olvido, me ha costado un día acordarme :-)
Publicar un comentario