Ángel Expósito (ABC, 23 de octubre de 2011) se escandaliza y, como no nos importa que al final vaya a lo que vaya y apunte a lo que apunte, entresacamos una de sus frases a propósito de Libia, que los libios son unos salvajes que linchan de muy malos modos a sus no tan antiguos líderes. Escribe Expósito:
Que parece que somos muy majetes y resulta que en verdad apoyamos a unos salvajes con F-18, fragatas, submarinos...
Pues bien, dado que la oración:
I saw the man with the telescope
ya está muy vista, propongo que la sustituyamos como flor de la ambigüedad sintáctica para uso de maestrescuelas y otros intermediarios de apuntes por el citado fragmento -o más brevemente y con ventaja por el subrayado- del periodista de ABC, Vocento y otras hipóstasis e idiotetes, que decía San Gregorio Nacianceno.
Ahora bien, si concedemos en nuestra lectura malintencionada que puede haber salvajes con F-18, esto es, que los salvajes somos nosotros, estaremos infringiendo un teorema fundamental de la antropología comme-il-faut, a saber que si se usan bien los F-18, entonces no se es salvaje (en esta antropología, nadie es salvaje si llama salvaje a otro; en la otra sólo es salvaje el que llama salvaje a otro).
De lo que se sigue que, para evitar tal infringimiento, hay que advertir que “salvaje” es un predicado si no ética y moralmentemente neutro, sí al menos de difícil estimación y peor catadura.
Y, además, lo cierto es que hay salvajadas de una gran funcionalidad y que evitan engorros, cantatas y relaciones impertinentes. Por otro lado, qué más civilizado que las trabajosas narraciones sobre la muerte de Gadafi que han venido sosteniendo las nuevas autoridades libias, inasequibles al enmendalla y a otros desfallecimientos propios de sociedades francamente preestatales.