domingo, abril 30, 2006
Memoria
Heu Carionte
Desde luego hay nacionalistas españoles que trabajan con ahínco para conseguir la desarticulación sentimental de España a través del hábito insaciable de la ofensa. No nos ayudan a saber quiénes somos, pero nos hacen comprender dónde estamos.
Recuérdese que el reproche (un acto de habla tan sentimental, performativamente hablando), ejercicio optativo de la unidad, es a los nacionalistas españoles (todos nos cruzamos con miles de ellos, desdeñosos, ya en el rellano; no digamos en la calle): “No nos ayudan”.
Por eso el prestigio del verbo ser es un tanto inconsistente. Ya no queremos psicoanalistas, sino ultraderechistas: como no te descubres a ti mismo, te voy a descubrir yo a escobazos, como machadiana mujer. Una ideología que comienza con los fantasmas y se queda en ellos. A lo que viene el artículo de García Montero es a justificar el uso del engendro sintáctico “realidad nacional” en el Estatuto de Autonomía de Andalucía, que en el caso de que efectivamente se titule así, nos rima en medio mitad:
No me parece por tanto muy descabellada la timidez intermedia y dialogante de una realidad nacional. ¿Mi identidad? La que se considere conveniente. Yo me encargo de mi conciencia, que también es una realidad histórica.
Esperemos que su conciencia no se encargue de él. Javier Sampedro en el mismo diario, en otra página, nos ilustra sobre bonobos y humanos. La genómica no es la observación (que por defecto se entiende que es de las conductas y las pieles, no de los resultados de laboratorio):
Si hoy sabemos que la especie humana es una -y la más homogénea de todas las que pueblan el planeta- no es precisamente gracias a nuestras dotes de observación, sino a la genómica comparada. Y lo que decidamos hacer con los chimpancés dependerá al final de lo mismo. ¿En qué parámetro de nuestro genoma está escrito nuestro derecho a meter a un mono en una jaula?
Por otro lado, tres días antes, nos informamos en el mismo diario (en las páginas extractadas de The New York Times) de que lo que han de ser cuantitativamente diferencias muy pequeñas en el genoma (y de hecho diferencias a las que sólo la contingencia de la historia ha hecho significativas o significadas) dan lugar a derechos distintos para gozo de abogados y demás analistas de la diferencia. Por eso es recomendable, aunque urgente nos parece de escritura, el artículo de Sampedro: su tema es el de la distancia, esa reunión de identidad y diferencia.
El genoma y su cuantificación. La expresión digamos no lineal del genotipo: una situación magnífica para abusar políticamente de una ciencia. Como no sabemos casi nada, vale decir cualquier cosa. Saquemos partido de Gerardo Deniz:
PARANOMASIA
Los cosacos del Don
Los condones del saco?
¿Siguen sacando
del genoma de Venter
los codones con asco?
En la última página del mismo diario -el madrileño, no el neoyorquino-, con cariño etológico, el verde socialista Francisco Garrido, compara a Zapatero con el bonobo, a Rubalcaba con el chimpacé y de Acebes dice que:
Creo que cualquier animal al que se identificara con Acebes podría presentar una reclamación.
Sin embargo, esperábamos comparaciones más individualizadas también del lado de los simios más peludos. Si unas pocos pongamos que tijeretas o cortapichas reclaman, cómo es que se arrogan la representación de la especie, la doru taeniatum sin ir más lejos. Garrido las humaniza in phantasma; nosotros achacándoles humanos políticos vicios. No todos los orangutanes somos iguales y el chimpancé es un ser para la muerte.
Chita, el único bonobo (o era chimpancé? En una edad feliz no eran más que una especie) al que su veterinario le puede recomendar dejar de fumar.
sábado, abril 29, 2006
Día tercero
viernes, abril 28, 2006
Conveniencias
No pudiendo
ir al bar en pijama y amar
y morir
junto al Guadalquivir
fue a inventar
la
máquina futbolín
(Prosigue el auténtico misterio Shelley Sacristán)
De la conveniencia de practicar el noble arte del futbolín en algunas ocasiones II, o de cómo los autobuses de la Continental traen poetas a su pueblo el 22 de junio
San Paulino. Nieve en La Mesa.
Llegarán de Urbión
las blancas manchas a San Pedro.
En la magna estancia
del otro lado del Espejo
sube, Lorenzo brilla,
al alto Urbión
donde nace el Duero.
Perdón, un poco más al Oeste
pinta de tres tu mapa
colores y la paridera cuatro
a manderecha viniendo
claro está el astro claro
del nornornornornornoroeste
se aburre una campista
color, claro está, indefinido
que da a la vaguada
catadura de recreativos.
Continental Garray elude
de otro valle Julián agarra
en Espejo pierde Richard Rorty
su billete (un billet pour être assis)
en la finca los mancos
a la derecha va el barranco
¿Va al barranco la derecha
en tan tristes endechas?
lo que provoca
que a Arguijo en un soneto se la sude
como por sublime que también empieza por su
una gran energía sudacional,
esto es, La Póveda está triste,
qué tendrá cuando él Nieva.
Por la sudacionalización de la petanca
Almarza a cada lado y allá,
al final el título pongo
como el sombrero,
en africano, hongo.
Día 2. Amanecer Zulú
Péndulas ramas, péndulos deseos que cierran la jornada. Botarates que a sus conciudadanos llaman: "Mirad, son buenos". Robadores silenciosos que la resaca lloran, dirían si supieran. O si vencer supieran y otomanos pretendieran al no muerto poeta derrotar, no gloria pero sí merecido nombre les rindiéramos. a quienes pecunias indignaciones, írrita irita y furores nos mostraran. De los belígeros varones si claros sólo nos llega el cascado batir de las alas negras. Un rezongo tenue anuncia resacas futuras.
(El libro dejamos docto antes de que nos alcance el eco, la voz del poeta, la respuesta insensata, la hipótesis y sus rocamboles, la mula aguantada, del castizo caballo descuidada, el infeliz trabajo de las buenas gentes, las infelices obras, los versos de la canción, la Lirio por las playas de Cádiz, los versos peores del orbe /higiene de atentos lectores/la fama sentada inconstante/a letrina imprenta igualada.)
jueves, abril 27, 2006
Y la quebrada Luna su resaca
Pero como lo que Carlos había había realmente dicho era que cada vez le gustaba más el poeta escocés, Pedro pensó que se refería a Hugh MacDiarmid. Aclarado el entuerto, el mismo Pedro estropeó el primer verso de El embargo (“Señol jues, pasi usté más alanti”) con la introducción de algunas inflexiones tomadas del samoyedo y sólo para que Alfonso la tomara con El ama (“Yo aprendí en el hogar en qué se funda/la dicha más perfecta,...”) cuando todo el mundo esperaba con temor la costa africana y abandonada La Ñora (¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas /arroyás y pegás a la tierra;/pa ver los sarmientos rüines y mustios/y esnüas las cepas,/sin un grano d'uva,/ni tampoco siquiá sombra de ella..."). De hecho cuando Pepe no había llegado a la primera diéresis de La cansera, se oyó de alguien un lema perplejo “No es por no ir. Si hay que ir se va”, pero el que acabó yendo a buscar a Isabel fue el mismo Alfonso. Más tarde, en la calle, Ricardo convirtió a Javier el joven en otra persona, pero sólo para que César y puede ser que Paulino comenzarán a berrear Auld Lang Syne, ellos que no habían oído que antes Carlos quería hablar de Robert Burns. Pero si así lo hicieron, fue sin duda porque esas conversaciones de antes hay que recordarlas (no hablamos de las copas que se tomaron sin haberlas tenido que tomar), aunque a media canción se pasaron a la letra de Amazing Grace, lo que nos parece un caso claro de precesión newtoniana.
Sin embargo, Javier que aún no había aparecido en esta relación verdadera dijo que él sólo recitaría a Blas aquí, junto al río Ebro, ante cuya verdad, Pepe sólo pudo añadir “que esa esdrújula que oímos todos, ni es proparoxítona ni es azul”, con lo que Manuel, que antes había citado a Polnareff, le parafraseó como un galo legítimo “Ils sont fous, ces luddites”. Y todos, con la venia, se fueron a buscar una rima pour le vers solitaire.
miércoles, abril 26, 2006
El factor todos los factores
martes, abril 25, 2006
El método sin complejos
En otros tiempos, Edgar Morin se asociaba a editoriales de algún prestigio (en nuestro país, siempre conseguido por no se sabe qué laterales mimetismos) y a otras que no lo tenían tanto, pero esos debían de ser, efectivamente, otros tiempos.
Complejidad, cuántas estudiadas simplezas en tu nombre. En el enlace que nos lleva a las llamadas "Aportaciones" nos encontramos con una bella historia, al parecer no completa:
Filósofo armando barraza cuéllar.México.
Y Armando bronca, pero sin jubilarse. Así como las ciencias tienen las pseudociencias, nunca la pseudofilosofía había sido más evidente.
lunes, abril 24, 2006
De baja estrofa
Nosotros hemos partido de un poema que solicitamos al poeta riojano (de La Rioja argentina; agradecemos la sugerencia a Alfonso Martínez Galilea, buen conocedor de su obra) Pablo Azadón, poema que esperábamos diera buenos resultados. Basta con indicar el path completo del archivo que contiene el texto del poema que se ha de transformar y en el menú Options seleccionar la estrofa deseada de entre un conjunto de estrofas predefinidas. Naturalmente, el programa ha de trabajar con la ayuda de los corpora, thesauri, etc. habituales. Este es el poema original de Azadón:
Y despertar del sueño de mi vida
Reunido al fin con el principio aquel
De un también quizá soñado día auténtico
Que el azar de mi sueño fije ahora o luego
En su juego de memoria soñada sólo.
Despertar del sueño de mi vida
Negar mi vida y borrarla
Borrar de paso tanto bueno
(como diría un compositor de los sesenta)
Y borrar un laberinto que no entiendo
Borrar el recuerdo de este sueño
De años adultos e impacientes
Borrar este poema que el sueño engendra
Y que el sueño entregará al gris olvido.
Requerida la forma del soneto, el ordenador lo ha transformado en lo que sigue:
Reunido al fin con el principio aquél
De un brillante y soñado día auténtico
Que el azar del sueño nos pintó entero
En su juego de memoria soñada
Sólo. Cerrar del sueño de mi vida,
Negar mi vida y bajo el sol borrarla.
Borrar de paso tanto que fue bueno
(que diría durmiente algún incauto) y
Borrar un laberinto que no entiendo.
Y borrar el recuerdo de este sueño,
De estos años adultos e incapaces
El poema borrar que el sueño engendra
Y que sueño al olvido, manso, entrega.
El lector notará que no ha sido prácticamente necesario resumir en este caso, pero sí en los ejemplos que siguen. Con la opción haiku, hemos obtenido:
Sueño de vida
Debido dormir poco
Alondra y gallo
Y como décima:
Es el sueño de la vida
Un sueño muy puñetero
De amor salud y dinero
Pobreza desdén y SIDA.
Mientras con risa fornida
el gañán más excelente
A todo le clava el diente,
En tocando a su querida
Prefiere mejor la amnesia
O acompañarla a la iglesia.
Incluso como seguidilla:
Qué es el jodido sueño
Qué coño pasa
Que me despierto siempre
Mano en la masa.
También es posible definir otras formas estróficas (1). Nosotros hicimos la prueba con la, en ocasiones, llamada estrofa alcaica:
Despierto de la vida y de mi sueño,
Entiendo aunque no pronto el laberinto
Tan blanco, claro y tinto
De la casa de empeño.
Los resultados no son malos del todo, aunque MetricalTanzai ha optado (¡?) por dos endecasílabos con acentos en 2ª y 6ª un tanto demasiado homogéneos. Juzgue cada uno qué es más cierto, si los versos o la teoría.
(1) Es muy fácil escribir en el lenguaje tatter.lng las instrucciones para una estrofa precisa. Existe una versión sencilla del tatter.lng en que para la estrofa alcaica basta con introducir la siguiente expresión. “init11a11b7b7aexit". En un dialecto más completo pueden introducirse símbolos más precisos para las variantes silábicas y acentuales del endecasílabo y de las estrofas. El avezado lector comprenderá que, en general, se trata de expresiones regulares pues un lenguaje regular, ergo, un autómata de estados finitos, basta para precisar cada forma métrica y estrófica. Bastará con que las sílabas estén marcadas en el lexicón con el que trabaja MetricalTanzai.
domingo, abril 23, 2006
Sobre un tema de Arcadi Espada
Un saco de memento
Durante meses, y puede que durante más de un año, estuvo intentando recuperar una palabra que le había llamado la atención. En un viaje aprendió que precarista era el término utilizado para designar al individuo que, quizá por no tener trabajo, huir de compromisos o no tener cosa mejor que hacer, se construía una cabaña en los márgenes del bosque o de la selva, plantaba unos cuantos bananos, y con una huerta y unas gallinas, acompañados tales recursos de algún trabajo más que eventual, llevaba una vida de villano danubiano que ni se molesta en discutir con turistas o con meros emperadores.
Pero había olvidado esa palabra, cuyo uso aludido no es, desde luego, el que recoge el DRAE 22ª edición (www.rae.es), y había también abandonado los esfuerzos deportivamente solipsistas por recuperarla. La consulta en documentos, internet, no ofrecían nada. Hay que decir también que este nimio suceso sucedió hace ya unos cuantos años.
Fue un caso de serendipia intracraneal. Una mañana había estado discutiendo con un amigo y ambos se habían visto afectados por una curiosa amnesia. Se trataba de una discusión de vaga voluntad filosófica, un entretenimiento de la juvenil clase ociosa. Uno de ellos quiso utilizar la palabra incertidumbre, pero como él mismo dijo “no le salía”. El otro había identificado perfectamente la noción, pero la palabra tampoco le salía. No puede asegurar si entonces recordó sus otros olvidos, las lagunas de su precaria memoria. Sí sabía que le bastaba con regresar a casa y tomar uno de los libros donde le constaba que se analizaba, se desmenuzaba y se rearmaba la idea de incertidumbre. Así lo hizo y tomó uno de los libros al efecto. Sabía, tenía la certidumbre de que le bastaba con abrir el índice pues más de un capítulo incluía en su título el término del que sólo le faltaba su forma. No puede asegurar que no le hiciera falta siquiera leer el índice, que casi sin abrir el libro por la página precisa la palabra que buscaba, incertidumbre, le viniera a la cabeza (con lo que le vino desde la cabeza, dirían algunos), pero es posible que llegase a leer de algún modo la palabra, repetida varias veces en la página, sin que conscientemente se hubiera propuesto empezar a leer y de hecho leyera, o también es posible que su percepción consciente del proceso alterase los hechos neuropsicológicos (valga el oxímoron) o su orden temporal.
Lo que sí se sabe es que en ese mismo momento, sin otra intención, sin mayor esfuerzo, junto con la palabra incertidumbre regresó al proscenio la palabra precarista, que ya no ha olvidado. Sí olvida recurrentemente el nombre de este fenómeno.
(1) Tras escribir “plástica pintada”, corrige a “plástica pintado”, contigüidad de segmentos paralelos.
Alma de naque
Notará el lector cómo Franklin intenta cubrir todos los campos, y no excluye que el edicto sea uno de los Jeux d’Esprit de que, al parecer, gustaría el rey de Prusia. En nuestro caso, no existe necesidad alguna de contemplar tal hipótesis. C'est l'Espagne.
sábado, abril 22, 2006
En la caverna
Las tardes anteriores, nuestro amigo había permanecido callado, esfinge, quién sabe si escuchando, o con la atención disipada o concentrada en un punto lejano al que no podríamos acceder nunca. Pero ese día, a la caída de la tarde, cuando ya nos costaba vernos las caras, cuando no veíamos más que una nube parda a nuestro alrededor, rota tan sólo por alguna de las pobres luces que nuestro anfitrión comenzaba a encender tan despacio como podía, ese día, aprovechó un silencio de apenas segundos para comenzar el que sería uno de sus monólogos, que sólo Eugenio y yo mismo nos atrevíamos a contrapuntear con alguna pregunta o comentario, angustiados ante lo que parecía un colapso definitivo en su discurso o presurosos cuando entendíamos que precisamente esperaba nuestra intervención para reanudar –no sin antes aprobar o desaprobar sutil, tácitamente nuestra pertinencia o nuestra oportunidad– su narración.
-Básicamente, no reconocí nada. Había oído que unas obras en la carretera que bordea el monte habían destruido una parte de la cueva. Por un momento, pensé incluso que había utilizado, sin quererlo, una entrada alternativa, no la clásica, no la verdadera, la que detrás de unos arbustos solían tardar en descubrir los excursionistas de aquella época de la que siempre acabo hablando. Minutos más tarde, ya en el interior, me tranquilizó el descubrir algún detalle (dos columnas gemelas, una estalactita inconfundible, una gatera...) que, debo confesar, me devolvía una extraordinaria sensación de familiaridad.
-La memoria, ya se sabe, su fenomenología irregular, sus vecindades misteriosas.
-No, verán ustedes, tras la visita, al salir a la luz del día, pensaba que había estado no en mi cueva, no en la que me había propuesto revisitar esa mañana de domingo, sino en alguna aledaña. Es fama que todas aquella zona está horadada de cuevas cuya intercomunicación no espera sino ser descubierta y cartografiada.
-Cierto, seguramente después de dejar el coche en la carretera, cogería usted una senda que le desviaría hacia otro paraje y dio con otra cueva o con otra entrada.
-Sí, ya les digo que eso pensé yo, pero después, ya en mi casa, me di cuenta de mi error. No podía haber visitado mi cueva. Había tomado otra carretera, casi diametralmente opuesta. Estuve en otro valle, a más de 100 Km. de donde quería estar. No confundí la cueva, o la entrada de la cueva. Me confundí, para decirlo a lo grande pero verdaderamente, de sistema montañoso. Ya ven ustedes cómo trabaja la memoria, pues no fue un error causado por el olvido. Fue una consciencia clara la que me llevó por esa carretera, que de hecho no he frecuentado nunca y que apenas conocía, como si hubiera reconstruido otra historia u otro lugar para una historia que no sabré si es otra o la misma. No hay documentos, no hay reliquias. No podemos distinguir las pocas huellas que el tiempo no ha borrado.
-Cambia usted de registro. Se pone metafísico, parece.
-Sabrán disculparme, pero he dado en pensar que éste es asunto platónico y de trascendencia. Un hombre sale de la caverna, pero comprende que tiene que volver a ella.
-O estar entrando y saliendo, en parábola de la dialéctica entre ser y apariencia.
-Como quiera, pero imagine que no vuelve a la misma cueva. No porque ya sea otro, o porque nadie entra dos veces en la misma cueva, lo que no deja de ser una trivialidad. Simplemente hay más de una y se equivoca al volver.
-¿Y si se decide a volver a salir, y ahora es a otra realidad igualmente luminosa, pero distinta?
- Se están poniendo ustedes dos cosmológicos más que metafísicos. Acabarán por hablar de universos burbuja y cosas así.
- Yo podría pensar en que nadie nos garantiza la identidad del todo. En términos técnicos, que la intersección entre la idea de todo y la de identidad es vacía, que se cruzan pero no se cortan. Sin embargo, prefiero ser más clásico.
-¿O más romántico?
- Simplemente, les diré que mi salida de la cueva se produjo, si estoy en lo cierto, en el momento en que distinguí, en que separé la cueva de mi juventud y el agujero que visité hace tres meses. Pero al hablar así, y aun sujeto a error –como no podía ser de otro modo– estoy dibujando los contornos de una nueva cueva de la que no acabamos de salir, un laberinto invisible, a ratos con espejos y a ratos con vías muertas, jalonada de muñecos con sus muecas burlonas. Por ahí andamos. Seguramente, la realidad a lo que más se parece es a la casa de la risa. Let us get a ticket to ride.
viernes, abril 21, 2006
Enquête sur une machine à faire des saucissons
Por desgracia, el programa, que estaba disponible en Internet hasta hace unos días (en www.lemotinjust.fr/mfs.html. Podía descargarse conectándose como usuario anónimo. Cada cual podía utilizar los datos editados por Aver o, alternativamente, trabajar con los suyos propios en el formato adecuado; también podía accederse a un applet que constituía una versión reducida del programa autónomo). Este incidente se debe a que MFS hacía uso, para una de sus rutinas, de un algoritmo que no era de dominio público. Esperamos que esta situación se resuelva rápidamente, bien mediante un acuerdo, bien mediante un nuevo algoritmo original.
Con anterioridad eran conocidos programas para generar textos especializados e incluso textos ensayísticos, con los que se pretende demostrar la inanidad de ciertas escuelas de pensamiento pues el algoritmo utilizado es muy sencillo. Véase, como ejemplo, el generador de textos postmodernos de Bulhak basado en el Dada Engine.
Otro aspecto interesante del trabajo de Aver es que puede funcionar inversa que no reversiblemente, esto es, se le puede dar un poema para que genere su propia semilla. Ahora bien, existe un importante componente aleatorio tal que no se garantiza en absoluto que de tal semilla vuelva a generarse el texto original y no más bien otro cualquiera. De todos modos, este funcionamiento inverso tiene algún interés tanto para el comentario como para la clasificación de textos. Ofrecemos finalmente al lector dos ejemplos, uno con el programa funcionando en cada sentido.
Primero, introdujimos un poema compuesto para la ocasión y obtuvimos la semilla que también se reproduce. Poema externo:
Mientras por competir con Gran hermano,
Plomo fundido, el share te oprime el cuello;
Mientras mucho más necio el medio vano
Su audiencia la mide el EGM bello;
Mientras a cada anuncio, por cogello,
Audiovisual la sangre cubre el llano
Y mientras no la queme aquel Quijano
La pantalla que yo impaciente mello,
No sólo en digital terrestre fuente,
Antes que de Chamorro Edad dorada
La uno y dos, antena tres, cinco hiriente,
No ya en contra programación truncada
Se vuelva, mas tú ru rú diariamente
Tomate, en salsa, en mierda, Iker, en nada.
La semilla calculada por el MFS resultó ser:
A continuación, dispusimos esta semilla:
Cromosoma Y, Volcanes nevados, Hospitalidad y mujeres, El espejo de las tardes, Caja de ahorros. Mas qué importa, Dipinto di blu.
Y fue para obtener el poema que sigue y que no desdeñamos:
Además del que a diario
siento mirar desde el espejo
el único rostro que yo afeité
fue un día el de mi abuelo.
En sus tiempos penúltimos
en el sanatorio, gris, blanco, ido
las mujeres de la familia decidieron
que yo con práctica le afeitase
pues ellas bien le reportaban
los otros cuidados, sin duda merecidos.
Recuerdo la experiencia
la espuma exigua que, por algo,
no cuajaba
la blanca barba que invisible se me hacía
su dureza.
Desarrollé una visión microscópica,
el plano objeto y el detalle se hacían universos
la cuchilla mellada
que hacía que la piel se tensara
como un volcán en cada poro.
Recuerdo esa tensión perdida
la juventud que la caja
da por paradoja
tras la última lucha o agonía.
Si algún día me es concedido
afeitar de nuevo el rostro anciano de mi padre
como él el mío en una primavera
de hace tiempo,
ya habré entonces comprendido
que solo un rostro afeito
que sólo miro el rostro éste del espejo.
Luego al tornar a la velada luna mis pupilas
tal vez enardecidas
veré al cabo y como siempre
el propio rostro, de mi padre y de mi abuelo.
Maragall nihilista
No es fácil de entender que un Gobierno sea viable si los tres partidos que lo componen no están de acuerdo en su apuesta estratégica principal. Que la apuesta por este Gobierno se reafirme en estas circunstancias sólo puede significar una de estas dos cosas: o que Pasqual Maragall sabe que Esquerra acabará en el sí, cosa que en este momento no parece probable, o que los tres partidos son conscientes de que la opción por el tripartito es la única que les puede garantizar la continuidad en el poder. Y ya se sabe que en política se acostumbra a anteponer esta razón a cualquier otra.
Pero en lo de "estratégico" está la clave. Lo que quiere Maragall y quieren todos los del trío de la bencina es despegarse del Estatut, restarle importancia, hacer un gesto para la galería sublime: Esto no es estratégico, es irrelevante. Apenas un apunte táctico en el margen del mapa de la batalla. Y como no es lo sublime, como no es Cataluña, hay que rebajarlo, negarlo. Tres veces a ser posible.
Cataluña, la inalcanzable no puede compadecerse con el no ser que, a fin de cuentas, son las sopocientas mil páginas de detalles oligofrénicos (o no tanto: la astucia de la razón contable) que vamos a aprobar. Ante la política de lo sublime, cómo reconocer entidad en nada. Cómo pensar que algo es mal gobierno, irresponsabilidad o una camisa de once mil varas y no, y más simplemente, nada.
(Humillados, ante ti postrados, montaña de Montserrat, somos un cero a la izquierda, la última burbuja de la copa, que desaparece cuando cree que asciende. Somos borrados por la bestia infinita, el terrible dios de nuestra patria. Catalana, como la crema.)
Ubicuidad
La coincidencia alcanza a la ideología de uno de los bandos de cada película. En ambos casos, ingenua, puerilmente presentada. Como, seguramente, no puede ser menos, en un caso por la perespectiva emic que comparten los banderizos y el director; en otro, por las convenciones y usos del género.
Los franceses convencionales, pero con un toque entre la historia perdida de la patria y los saltos japoneses. Los cispirenaicos (aunque alguno habría de Iparralde) en un montaje atomizado que nos hace añorar el videoclip y sentir nostalgia de su, por comparación, ilación modélica, cartesiana, claudebernardesca.
jueves, abril 20, 2006
Ordenada muerte
Arbolitos y arbustos
Árboles que son genealogías y árboles que son hipótesis o son metáforas. Árboles que enumeró Arturo Cayley de Cambridge (¿o era de Richmond?). Árboles a los que trepó un simio longevo. Árboles que dibuja cabeza abajo un profesor en la pizarra. Árboles que son sustituidos por paréntesis y esconden su frondosidad en los segmentos del gusano.
Árboles hasta los cojones. Parásitos, semiparásitos epifitos epifanios y saprofitos de los árboles vocacionales que despliegan intrincadas frases de lenguas muertas y se reflejan en espejos haustorios (sorry for this one). Lianas gongorinas.
Raíces de geotropismo negativo y aún más contradictorias, zanahorias y rizomas que algunos dicen que son un cambio radical de paradigma: Logos esporádico y no logos espermático. Células cambiales. Pilorriza, términos hundidos en la tierra. Árboles que son listas y hombres mono que se balancean en los paréntesis. Estolones de los que tira el niño y abre el suelo en una operación militar muy comprometida. Questo è la discoglionazione. Canopía de sintagmas iluminados.
miércoles, abril 19, 2006
Creativitat
Sucede que el texto completo de los Principios y el sitio Web de la Corporació nos colocan en una difícil situación teórica, como pasamos a explicar al paciente lector.
Y es que, a la vista del pasaje reproducido por Espada, pensábamos adelantar que esas palabras fungían de símbolo coleridgeano, que eran una parte del todo que contenía a éste en su infinita totalidad. Pero según vamos leyendo el texto completo de los Principis, nos vemos más y más sorprendidos. Debemos retirar la hipótesis. Pero si volvemos al fragmento entecomillado, “Els mitjans de la Ccrtv seran especialment curosos a evitar ambigüitats quan transmetin informació sobre els actors individuals, col•lectius o institucionals que integren el nostre país, utilitzant una terminologia que remeti prioritàriament a l'espai català de comunicació. Així els termes país, llengua, nació, nacional, govern o parlament, sempre faran referència a Catalunya.”(1), éste nos parece otra vez infinito. De los conjuntos infinitos, sabemos que son biyectables con un subconjunto propio. No está tan clara la cosa para otras totalidades, pero en el caso del efable (effaçable) documento mitjanero debemos pensar que su infinitud es la del motor que satura todo un espacio, con todas las ocurrencias posibles y pensables.
Pero esto es algo así como la creatividad del tonto. Una ideología que corresponde a un algoritmo muy simple, pero muy eficaz a la hora de producir y llenar todos los puntos y todos los recintos de ese espacio escasodimensional y progresista que mana de la Generalitat de Catalunya. Cuestión de tiempo como en la evolución.
Ciertamente, en clave Chomsky se tratará de una rule-governed creativity más que de una rule-changing creativity (que tendrá su propio lugar, sin duda, pero esta es otra historia).
En código Borges, concluiremos que el infinito y siempre desordenado libro de arena contiene, no podía ser menos, la historia universal de la infamia.
(1) Bis repetita non placent, pero la cita ya disgustaba a la primera. La antonomasia es la figura retórica central del "vehicle que obre les empreses de la CCRTV al món". El mundo no sabemos si es el mundo por antonomasia. Como es sabido, Mauthner no admitía la antonomasia para el mundo, porque sólo hay uno. Pero la propuesta terminológica de la Corporación término-estética no es una antonomasia más que en apariencia. Es una convención impuesta. La antonomasia delata lo plural. Negar la antonomasia por su misma imposición es negar la pluralidad.
martes, abril 18, 2006
Nuestro parásito
Enterramos tal vez un cofre con monedas.
Lo que es seguro es que marcamos en la tierra
Los límites de una casa
Señalamos también
El que es mejor cimiento para un muro
Y el vértice del pozo.
Plantamos un olivo
O un chopo que hace más con esa sierra
Que a sí misma se replica
Como los años pasados
Como años por venir exiguas lomas.
Trabajamos. Sabíamos.
Y sabemos que éste será lugar para
Un balance final tan leve o grave
Un día de nubes que el viento agita
Como aquel malestar que nos regresa
Impío a un lugar perdido
(Esos lugares donde los objetos
Se acumulan y nacen
Las pequeñas rapsodias del pasado,
Nuestra biografía que descompuesta
Son garajes, trasteros, un cajón).
Ese día seremos ya memoria
–Se recordarán preferentemente
Días como ese del que hablo– y, ya sabes,
Un poco de barro un hueco en la tierra
O en un muro.
Una compraventa que agite la memoria.
Trabajamos para ese día.
lunes, abril 17, 2006
Defensa propia
Sin embargo, los colectivos más borrosos y más vidriosos sí permiten o dejar deslizarse estas identificaciones que la palabra propio promueve. Queremos decir que no nos suena extraña en las traducciones, por ejemplo, la siguiente frase: “El terrorista suicida actuó en defensa propia”. Evidentemente, no, pero nos atreveríamos a sostener que en estos contextos estas expresiones resultan menos chocantes. La cuestión algo se parece a la que tratamos ayer en otro sitio, bien que sucinta y descuidadamente. Nos atreveríamos aquí a completar si mayor cuidado lo allí dicho con una doble hipótesis: En primer lugar, los contornos y la identidad misma del conjunto de referencia facilitan, en su vaguedad, la reflexividad expresa, presunta; el pueblo no es todos los individuos, ni uno o dos de ellos, aunque de cuando en cuando uno se tome como símbolo de todo él. Y en segundo lugar, pudiera ser que el pueblo fuera el actor o agente y el suicida, en consecuencia, un instrumento, y que esa diferente conceptualización se correspondiera con esquemas ideológicos más profundos y más profundamente asentados. Sería la diferencia entre (1) y (2):
(1) Nos golpeé.
(2) Mi pierna amputada nos golpeó a todos.
Ahora es el individuo entero el que es un instrumento (por el momento, nos olvidamos de la alienación de la extremidad inferior implícita en la segunda frase). Notemos que a propósito del último atentado, la expresión difundida al menos en nuestra lengua era “acto en defensa propia”. El actor que se defendía no era el suicida. Pero el suicida no era un individuo, una voluntad y una inteligencia aparte. La intención tampoco residiría en los sesos volatilizados. Pero, cuando vemos el vídeo del fanático horas antes de la explosión, vídeo que no es ciertamente póstumo, ¿podemos seguir manteniendo que los nuevos reclutas se convertirán en suicidas asesinos desde su propia humildad y no convencidos de su grandeza? ¿De una grandeza y dignidad que incluye, contradictoriamente, a su propio cuerpo, que es una cantidad despreciable cuando se justifica el hecho? Ese carácter contradictorio del sacrificio y del héroe que, por desgracia, no se detiene demasiado en estos asuntos se superpone a cualquier consideración más simple. La necesidad del cuerpo y de la materia que lo eterno muestra; la analogía, al fin, del agente y del acto con la impresión sensible, con la operación hecha con las manos, con las cosas que podían ser de otra manera. Algo tan significativo como es necio deducir de su propia atrocidad la justificación de un acto.
domingo, abril 16, 2006
El subconjunto
Ibarretxe proclama hoy los derechos históricos (del pueblo vasco) como única Constitución (del pueblo vasco). No quisiéramos confundir y pasamos a una cita literal:
La única Constitución del pueblo vasco es la Constitución formada por los derechos históricos del pueblo vasco que ampara y respeta los textos constitucionales .
Esto lo entrecomilla www.elcorreodigital.com. Www.cadenaser.com, sin embargo, resume este pasaje de la intervención no campera y sí urbana de Ibarretxe de la siguiente manera:
Ibarretxe ha reivindicado, además, los Derechos Históricos como "única constitución de los vascos" y ha asegurado que "cualquier solución vendrá de la actualización y desarrollo" de esos derechos, que según añadió "están reconocidos en la Constitución" española.
Desde luego, lamentaríamos citar mal o identificar dos trozos distintos, y a riesgo de hacerlo, llamamos la atención del lector sobre el hecho de que en El Correo, la Constitución (no la de 1978, sino la de la noche nochera de los tiempos) que son los derechos históricos respeta los textos constitucionales (los de 1978, hay que suponer; los únicos entre los aludidos que no están escritos al reverso de la Donación de Constantino). En cambio, en la SER se entrecomilla un “están reconocidos [los derechos históricos] en la Constitución". En efecto, si nos recordamos mal la Disposición Adicional Primera de la del setenta y ocho dice que “La Constitución ampara y respeta los derechos históricos de los territorios forales.” Y añade inmediatamente que “La actualización general de dicho régimen foral se llevará a cabo, en su caso, en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía.” Con lo que ya se ve qué es lo primero. Pero más significativo es que, al menos en esa disposición, los derechos son de los territorios, no del pueblo vasco. Es posible que el pueblo vasco, sea un pueblo especialmente ctónico, cetónico o como se diga. También es posible que mucha gente se acostumbre a la misma monserga tibetana. Les bastará, imaginamos, la comprobación pavloviana de que no les va mal.
sábado, abril 15, 2006
Sábado de Gloria
viernes, abril 14, 2006
Humania
Pero en este caso se trata de una parte de un ecosistema, o de algo que desborda a la categoría de ecosistema y que desborda a la cuenca del Tajo, por decir algo.
La multitud se ordena en filas. La cola parece ser el invariante etológico de la especie, al menos cuando las condiciones dinámicas son las que son en este intervalo festivo de la primavera.
Otro invariante es el de la desobediencia a las normas. Si los flujos no llegan a entorpecerse, lo que pase dentro es lo de menos. En cualquier caso, descubrir que los parques zoológicos y derivados muestran una especie única (mostrarán también otras que se esconden) y que los especímenes exóticos son una excusa, o más bien un reclamo en el más cinegético de los sentidos, no es más que desconsuelo: nuestro descubrimiento no escapa del recinto en que pasamos el día. La vida.
Tema de traductor y del héroe
Esta declaración depende de muchos presupuestos para su interpretación concreta y aquí nos importa poco, más allá de la constatación de la competencia de Passer y de lo que para algunos será su coherencia. Debemos dejar a salvo la intención del entrevistado, pero las palabras se hacen cautivas de alguna corriente subterránea que recorre el discurso de Passer –tal como las recoge Rodrigo Carrizo- . Y es que la fe o es inamovible por los relatos o si algo la mueven son justamente los relatos. Los cuales pueden quedar muy lejos de los hechos y de la historia. Ahora vemos unos acontecimientos, tal vez ficticios, de otra manera. Los acontecimientos se transforman, son tal vez otros, pero los objetos de la fe se mantienen invariantes. Depuramos los relatos de excrecencias o adherencias particularistas o culturales. Nótese, no nos importaba la facticidad del soporte de la fe. Mejor si Judas es bueno, el sacrificio infinito sólo cambia de género: su vehículo no es una traición, sino una traición confabulada. Por otro lado, Passer deja entrever el motivo de la imposibilidad de traicionar a un ser omnisciente. Y al paso, la propia libertad de Judas puede desvanecerse (a fin de cuentas, Passer es suizo) y se puede abrir así otra línea argumental. El problema es que ahora no se pueden utilizar los relatos para apuntalar los objetos, los contenidos invariantes de la fe. A cuyos protagonistas quizá, como en hipótesis que llevan muchos años en circulación, se les añade una cierta capacidad para la conspiración, el golpe de estado o el MacGuffin. Ya saben, Jesus’s Thirteen.
jueves, abril 13, 2006
The True Sources of Spain
miércoles, abril 12, 2006
Temerosos espejos, desajustadas simetrías.
Humo celular
Y, por más que con el cambio no haya que descontar totalmente los aspectos adictivos y patógenos del tabaco, el sustituto, etológico y estético (en otros lugares se ha remarcado que erótico con ventaja sobre el siempre limitado lápiz de labios), se extiende y está dispuesto a sobrepasar la ratio de uno por cabeza.
En efecto, el teléfono móvil es un llenador de huecos magnífico, con un índice de manipulabilidad muy alto y acerca manos a cabeza, oreja y boca, al perfil. No es ergonómico, sino deleitable.
Por otro lado, como toda invención, ha sufrido la oleada inicial de rumores epidemiológicos, no tan distinta de las que acompañaron los inicios de cinematógrafo o de ferrocarril. Oleadas que tuvieron su complemento en los cantos de miserables, y a veces financiados, higienistas a lo benéfico del humo de cigarrillos, pipas y cigarros.
Los españoles debemos de ser especialistas en sanidad popular. Yo he oído elaborados discursos sobre los peligros del cinturón de seguridad y sobre el casco, en motoristas y en albañiles. No sé si esto me viene a la cabeza porque acabo de pasar por la calle Salvador de Madariaga, reconocido polígloto.
Sea cual sea la realidad del asunto, además de los perniciosos efectos sobre los cuerpos, deberemos mostrarnos vigilantes hacia el exceso estético o antiestético. O llegará el día en que unos lamenten las secuencias con teléfonos móviles y no faltarán dignos directores que los excluirán de sus películas, desdeñosos de una retórica fosilizada. Regla de las tres unidades avant toute chose. Esta vez me conecto con una tarjeta PCMCIA.
martes, abril 11, 2006
Ibant obscuri sola sub nocte per umbras
En su web, la Conferencia Episcopal incluye el botón al uso de "Quiénes somos". Aggiornamento se llama ese link. Propodríamos la etiqueta “Y quién dice la gente que somos nosotros”. Un estilo lucasiano para la Web.
Ibant obscuri sola sub nocte per umbras
En su web, la Conferencia Episcopal incluye el botón al uso de "Quiénes somos". Aggiornamento se llama ese link. Propodríamos la etiqueta “Y quién dice la gente que somos nosotros”. Un estilo lucasiano para la Web.
Provenzano
Pero las oscuridades contables o estadísticas o electorales dan lugar a resultados nada meridianos. El exceso de fotos diluye aún más que su ausencia. Berlusconi propicia la ley electoral con sus principios proporcionales y su prima para la mayoría. Súmese que los resultados de las elecciones recién celebradas se dan referidos a coaliciones y luego puede descenderse al detalle de los partidos.
Probablemente, porexceso de imágenes, no sabremos quién ha ganado. Para algunos, el ganador se verá en quién forma gobierno. Para otros, la única pista nos la pueden proporcionar las eventuales visitas de Berlusconi a los tribunales de justicia en los próximos tiempos. Pero la paradójica oscuridad no es un privilegio de las cifras confusas ("ignorant figures crash by night"). Recordamos las líneas famosas:
lunes, abril 10, 2006
Si vis pacem, noli me tangere
De momento, y sin entrar en otros análisis quizá innecesarios, lamentamos ante ésta, y aún más ante otras iniciativas muy meritorias, que la lucha de estas mujeres no haya conseguido en lo que llevamos grandes éxitos en la batalla contra la cárcel del lenguaje. Como no se ha demostrado todavía que la militancia femenina transversal (utilicemos la carcelaria germanía) sea esclava necesaria de un verbo insufrible, sólo debemos esperar a que se supere este estadio. Y si esta misma causa de las mujeres (aquí supuesta, pero pregonada en el manifiesto mismo) arrastra sombras ideológicas de las que deba librarse, debemos confiar igualmente en que lo haga. En cualquier caso, como dijo un veneciano famoso (1), mujeres hay muchas y las firmas se contabilizan por las que no están para que se piense que están todas las demás.
Por otro lado, es también posible que otras causas instrumentalicen todo aquello que toquen, incluido el feminismo, o ni siquiera éste, sino el lenguaje del feminismo. Ante peligros de este tipo algunos andarán prestos a vocear que confían en que las madres de la patria, o de toda la humanidad, no sean también militantes de un partido, activistas por una causa, etc. Nosotros modestamente (pero con orgullo) somos tan feministas como para vindicar (y conste que tenemos la batalla ganada) el carácter partidario y partidista, parcial, interesado –y, como el ser, el interés se dice de muchas maneras y lo hay de muchas clases- de cualquier ciudadana y de tantas de sus acciones. Por cierto que el lenguaje, cuando sólo es lenguaje siempre tiene algo de pseudo, pseudofeminista, pseudosocialista, pseudoliberal, pseudal y protopseudal. No obstante, el lenguaje nunca es sólo lenguaje solo, pero se suele seguir siendo pseudo.
Afortunadamente, la versión en euskera del manifiesto ofenderá menos oídos que la que se ha difundido en castellano o español. Y aunque aquélla fuera lengua propia del jardín paraíso, acéptese la redundancia, ninguna de las dos lo ha de ser de un infierno alicatado hasta el techo de intenciones tan buenas como las declaradas. Como, por nuestro lado, no nos mueve otro propósito que separar lo malo de lo peor, vamos a denunciar un non sequitur habitual, el del invasor ultracuerpo diálogo que también se ha colado en el manifiesto. Pues leemos: "nuestra única intención es dar un impulso a la situación actual e intentar ayudar en la búsqueda de soluciones aseverando que el diálogo sin prejuicios y sin condiciones es un buen punto de partida como lo es el respeto a los derechos de todas las personas".
¿Y si uno modestamente desconfía del diálogo? Por ejemplo, si uno asevera que el diálogo no sirve para nada, o si no llega a aseverarlo y está dispuesto a dialogar con quienes sí aseveran que el diálogo es un buen punto, etc., aunque sospeche que bien puede ser que no. Y si uno cree estar dialogando en el cielo, y al despertar tiene las actas de la reunión en la mano, ¿entonces qué?, decía Coleridge. Las actas rara vez lo son de un diálogo y las levanta el secretario, habría que decirle al teólogo cum laudano, pero no por entrar en diálogo con él.
Si lo que llamamos diálogo soluciona un problema, pues muy bien. Pero si no lo soluciona, y no está claro que siempre solucione todo lo que se le eche, y si más claro está lo que ya está solucionado, es posible, por decirlo de algún modo, que no sea culpa de nadie, salvo por ingenuidad. Y si lo soluciona, es también posible que lo haya hecho no por diálogo sino porque la palabra no es ajena al poder: el adjetivo "versallesco" en su uso habitual y en el que tuviera en un Keynes.
En efecto, no pondríamos tanto el acento en el coste de un ilusorio diálogo. Gastemos las salvas que se quiera. Lo que no puede aceptarse es esa consecuencia de la ideología buenista (que tanto esconde) según la cual el fracaso es responsabilidad de los escépticos. No puede aceptarse el negar las propias imposiciones ("las premisas que planteamos"),que se ven como propias no ya de un estado de naturaleza, sino como definidoras del paraíso, con sus ríos de sintaxis y de miel. Como quien dijera, si quieres la paz, a mí no me toques ni un pelo.
domingo, abril 09, 2006
Le dimanche des philosophes
Ortega:
Pero no es que en las cosas veamos proyecciones, sombras de las sublimes ideas, ni que la realidad nos sea accesible a través de unos esquemas o filtros ideales. Ni mucho menos se trata de que las ideas sean unos modos verbales que vayan enredándonos. Es que no podemos acabar de clasificar las realidades, no podemos hacerlo sin dejar que los distintos ámbitos de la realidad clasificados, ordenados, se interconecten a través de algo que es lo que llamamos ideas.
Todo esto está muy bien, pero recogemos a continuación una experiencia filosófica de primera magnitud y que no nos parece ajena a la tesis recogida en las líneas anteriores. El deporte en la mañana de los domingos difiere radicalmente del deporte en la mañana de los sábados, pero no entraremos en esa diferencia. Simplemente nos referiremos a una experiencia al alcance de cualquiera que asista a un partido de fútbol o baloncesto de aficionados (y de no mucho nivel, hemos de añadir), preferiblemente desde alguna grada algo elevada sobre el nivel del terreno del juego. El espectador o filósofo descansado podrá comprobar cómo los equipos más incompetentes acaban por ejercitar una curiosa perseverancia táctica que progresivamente, sobre todo a partir del final del primer tiempo, va adquiriendo una consistencia casi sólida. Que posiciones, movimientos y recurrencias colectivas aparezcan sin ningún plan previo es fenómeno familiar y analizado por diversos estudiosos, pero aquí nos fijaremos en algo que nos parece esencial. Las configuraciones o estructuras que aparecen podemos reconocerlas ciertamente porque disponemos de esquemas previas sobre los que contrastarlas. Habremos de reconocer algo porque hemos de ahorrar incluso a la hora de percibir el caos. Incluso: el narrador deportivo enarbola su retórica sobre tales esquemas, pero lamentablemente los futbolistas domingueros no habrán escapado a la semana laboral. El terreno de juego estará unido a guerras y paces, circos y teatros, a través de metáforas, centrales en este caso, pero también porque su aislamiento será falso, se tratará de un dominio siempre penetrado por las ideas.
Por lo demás, un algoritmo es una narración. Cosas en el tiempo. O por mejor decir, qué mejor prototipo de narración, para usar el palabro cognitivista (o el palabro Ortega ibídem), que un algoritmo. No será, sin embargo, en el algoritmo donde hallará sus límites esa supuesta razón narrativa. Más bien, las ideas mismas serán el terreno de juego por donde ella serpenteará, esquivando o rebotando en las contumaces siempre ideas.
sábado, abril 08, 2006
Un aprecio
A Roberto Iglesias, que sabe contar
Supongo que al final, todos cansados,
Cuando hay que partir y apurar la copa
Tras vanas amagadas despedidas
Conviene volver a decir de Iglesias
Qué pena que Roberto no haya estado
Y como mágica conjura que abre
Cueva entera de miel y de tesoros
Gran Vía (1) arriba en peregrinar demos
Sobre las cárcavas incorruptas del alcalde
Para decir trescientas y más veces
Qué bien se come y cena en esta casa
O bien qué bien que nos cocina Chu,
Cómo nos quiere.
Por eso no hay reunión en que olvidemos
Recurrir a la superstición enamorada
De la tarde cerrar medio rezando
El santo nombre de Iglesias, Roberto
Por contumaz y breve alias Hevia
Y ver si por un acaso, azar o sortilegio
Acabamos por cenar en el tercero
Que es el piso donde vive, me parece a mí, Roberto.
(1) de Don Juan Carlos I
Distorsión cognitiva
Testimonios como estos nos llevan a sospechar que una parte importante de la intelectualidad española, y dicho sea con todos los respetos, padece algún tipo de distorsión cognitiva, acaso reforzada por una cierta aprensión congénita hacia el valor del plurilingüismo.
Tras la cruel noticia, no deja pasar mucho tiempo afortunadamente sin que nos facilite la solución:
Los psicólogos disponen de una batería de terapias para superar la distorsión cognitiva.
Un comentario que suele rebotar, hay retóricas hechas para la retorsión. No incurre en ellas Bernardo Atxaga. Sus definiciones de lo vasco, del vasco que tantos vascos llevan dentro en la cámara oscura de su cinematografía, son implícitas, o más bien cosa de lo que la enunciación implica que de lo que afirma el enunciado. En la misma página:
La segunda razón [para que Txabi Echebarrieta matase] tiene que ver con la especificidad de la represión franquista en el País Vasco. No es que fuera más feroz que en Extremadura o en Cantabria, sino que fue más extensa, afectando incluso a la lengua. Vuelvo a acordarme de mi tío Tomás Campandegui: cuando él y sus socios compraron un nuevo barco de pesca y le quisieron llamar Guadalupeko Ama, no pudieron, y el barco tuvo que llamarse Virgen de Guadalupe. Y lo mismo ocurría con las inscripciones de las lápidas: nada de Goian bego; había que poner Descanse en paz. Independientemente de lo que se piense sobre las lenguas vernáculas, a nadie le puede caber duda lo mucho que influyó este aplastamiento cultural a la hora de justificar la violencia.
De cualquier manera, las retóricas y las polémicas esconden querellas a un tiempo antiguas y modernas, porque si no es así, habrá que pensar que más que distorsiones o disonancias, de lo que se padece es de imbecilidad. En la entrega iscariótica de hoy, firmada por J. del Pino y J. Francés, se recoge lo que parece una evidencia palmaria:
"Hay muchos evangelios de los siglos II, III y IV atribuidos a apóstoles, pero eso no nos permite asumir que ofrecen información real sobre el siglo I", asegura el especialista Robinson.
Sin embargo un portavoz del National Geographic le replica:
En las palabras traducidas esplende el sustantivo validez. Validez, ¿para qué? El artículo ya comenzaba con "autentificación". Quiere decirse que no es una falsificación moderna. No se autentifica a un autor. Es más, se excluyen todos los del siglo I. Pero la máquina de no razonar tira vapor que es, lo que se dice, una barbaridad. Por lo que menos hasta que se comprueba qué palabras y qué intenciones corresponden a quién y se identifica mejor la máquina. Por ejemplo, que la respuesta nacionalgeográfica que el USA Today recoge no entra en esas valideces, invalideces o minusvalías del manuscrito. Y es que hay que controlar a los copistas. Por cierto, James Robinson es James M. Robinson, “America's leading expert on such ancient religious texts from Egypt”, aunque esto puede ser mera opinión.
viernes, abril 07, 2006
No em fotis
Cualquier menos que medianejo y terciado lector de Borges apenas sentiría un joli déjà lu le jeudi cuando le llegaran las noticias acerca del Evangelio de Judas, de ese manuscrito recientemente traducido y promocionado con las santas palabras “National Geographic”. El diario El país de hoy viernes es muy correcto en el subtítulo:
Recuperado un manuscrito escrito hace 1.700 años por una corriente herética y que sostiene que Judas cumplía una misión divina.
Habrá quien algo quiera decir acerca del sujeto y del tiempo verbal de "sostiene", pero lo cierto es que existe gran distancia entre esa síntesis (y podemos suponer lo mismo de buena parte de la prensa escrita) y el confusionismo de no pocas informaciones radiofónicas y televisivas del jueves. Escandalosamente, los periodistas no habían leído a San Ireneo y, más en particular, los periodistas deportivos ignoraban a San Epifanio. Para Teodoreto Cirense, remitimos al lector a la edición de Los Evangelios Apócrifos de Aurelio de Santos Otero en la BAC.
Por otro lado, es cierto que la historia de Judas Iscariote nos hace pensar, como pensamos al hablar de conspiraciones, en las ideas de necesidad y libertad, en el libre albedrío, la predestinación y, también, la justificación. Cabe recordar aquí a un profesor de religión de grata memoria, Don Luis Martínez, con el que recurrentemente sus alumnos venían a mantener un diálogo que seguía más o menos estas líneas, que se iniciaban cuando aquél fingía un enfado ante la niñería de los supuestos bachilleres superiores:
DON LUIS: Herodes, baja (se supone que para castigar los veniales desafueros de los doctrinos).
ALUMNO PRIMERO: ¿Cómo que baja? Será sube.
ALUMNO SEGUNDO: Además, ¿qué Herodes? ¿El Grande o Antipas?
DON LUIS: Nada podemos decir de la salvación de ningún individuo. Ni de Judas, a quien ya colgando de la cuerda, un instante de arrepentimiento pudo bastarle ante la infinita misericordia divina.
ALUMNO PRIMERO: Conforme.
ALUMNO SEGUNDO: No me convence.
Pero si pasamos ya a olvidar el capítulo sentimental (en el día de Bono, cualquier efusión es un exceso), habremos de recalcar lo que nos parece lo esencial del asunto: la impericia de tantos comentaristas y tertulianos a los que tan bien les sienta la palabra absurdum (Un filólogo siempre debe estar dispuesto a traer a colación la otra m`égillâ). La trascendencia al alcance de cualquier cuentista, esto es, no parecía que les pasara por las mientes la evidencia histórica de que la gente escribe y escribe cualquier cosa. La filología bíblica está edificada sobre roca, pero esto último no se sabe, a juzgar por los últimos acontecimientos en la Bética, si es seguro.
También en El país, el catedrático Ramón Teja mencionaba a Dan Brown (“A veces la realidad histórica es más apasionante que la ficción”). Daba en el clavo. Para ser Dan Brown o lector de Dan Brown hay que razonar muy mal y estar drosnináticamente mal informado. Pero de ésos hay muchos (1). También es cierto que el gnosticismo es algo problemático. Uno empieza a interesarse por los gnósticos y acaba catalanista: Bloomsday, sólo le falta a Harold un tránsito (tan lejano como pueda desearse) un 23 o un pseudo-23 de abril.
(1) Pasamos, como ve el lector, al Antiguo Testamento. No nos resistimos a citar a Feijoo, que nos viene al pelo: “Este reparo, digo, es harto verosímil que se les ofreciese a los Tertulios. Pues no los contuvo para escribir con más legalidad, es también harto verosímil, que le despreciaron sobre el supuesto verdadero de que es en el mundo infinito el número de necios; y éstos, para dar fe a un escrito, no atienden a las cualidades ventajosas del Autor, sino a la osadía, o llamémosla insolencia, con que asevera lo que escribe. Desbarre cuanto quisiere, que como desbarre con arrogancia, y sobre todo, como llene de improperios al Autor a quien impugna, tendrá a todos los necios de su parte. Éstos comprarán sus escritos, y le darán de comer, que es lo que busca.”
jueves, abril 06, 2006
Edwoodrous Montage
Pero el mando a distancia impone su ley. A medida que la batería disminuye, la rapsodia se incrementa. En otro canal, Ozores en El hombre del paraguas blanco, una película de Eisenstein por comparación con Missione Apocalisse, nos devuelve a unos años sacramentados en blanco y negro de pobreza feliz, de segar con hoz y darle al marro al compás de los sabañones. Ni los ricos tenían microondas. La tecnología tuvo mejores representaciones en los años de Calabuch (“¿Cómo va a subir el cohete si le atamos una cadena?” cuando estás vivían, pero no habían llegado sus metáforas en cadena al común de los hablantes).
Mas debemos interrumpir la deriva. La tarde había comenzado con al menos dos preguntas a las que guionistas y presentadores habían dado soluciones erróneas (Toma Larousse). Si ya no podemos confiar ni en Jordi Hurtado, ¿qué nos quedará sino los canales locales? Soñaremos ecoicos con el Musée du Conservatoire National des Arts et Métiers, que así creo que se llama, y Roca con sus leopardos de cristal. Con los televisores redondos, con... ¿a qué venía todo esto?
miércoles, abril 05, 2006
El jefe que no da
Cuando se habla del arte de la política o de la política como arte todavía no se sabe lo que se dice: el artista es el jefe supremo, el molde para todas las interpretaciones. Como Rodrigo Calderón en el cadalso, tan tiesito, tan de admirar en su perder. Haga lo que haga. Lo malo de los jefes, sus sanmartines que también juzgará la historia, aunque caigan unos días antes, como le cayeron al privado del Duque de Lerma, que fue en octubre, o como le llegaron al mismo Duque de Lerma, suaviter.
Para jefe, el Dios de Aristóteles, el motor inmóvil, ignorante de la gestión de recursos humanos, aunque ciertamente implicado en la planificación estratégica. Por cierto: Fortiter in re, suaviter in modo, pero porque jode más (1).
(1) Cuando todos comienzan a coincidir en esto y a glosar negligentes el dicho de Acquaviva, el suelo los traga para, tras recibir un desagradable chorreo, pasar a manos del verdugo, que iniciará el tormento.
martes, abril 04, 2006
La palabra más bella
La palabra más bella. Juegos florales, certámenes, el horror. Estas ocasiones nos brindan una ocasión para el estudio de la hipnosis escénica, de la sugestión, del mentalismo incluso. Lo que hace la más bella a una palabra ni siquiera siempre eufónica es el convencimiento en su postulación. La palabra sola, enfáticamente formulada, que deja por única respuesta un “desde luego, qué bella palabra”.
Igual esto es verdad, no lo consolidado en la palabra singular como patrimonio cuya estimación no podrá dejar de ser subjetiva, igual de lo que se trata es de que la belleza reside en una feliz circunstancia, en un acierto que combina aplomo y entusiasmo, o la inevitablemente fingida inocencia y una anticadencia interrogativa: “¿Cómo no va a ser la más bella esta palabra que de esta boca sale, que veo dibujarse en estos labios?”
Abominemos de las palabras bellas, utilizando incluso bellas palabras claveteadas con gerundios y gerundivos irresponsables, disolvámoslas como se disuelven en ácido una flauta y un violín. Machaquemos el último resto terne de belleza y huyamos de lo que fuimos. La cárcel de las palabras, la iderribable.
La palabra, ese almacén de historia con todas las ventanas falsas. Esa mónada que nos enseña que todo nace del preestablecido conflicto.
Ensalcemos al mentalista kamikaze, al que no acierta ni una en un imposible estadístico, al que diga “tan lejos estoy de ustedes, que nada en común puedo yo entrever de este escenario a esa platea”.
Pero bueno, si de lo que se trata es de elegir la palabra más insoportable, acabamos accediendo a la patología. Algo honesto. Con la palabra más bella, acabaremos descubriendo lo más cursi de cada uno de nosotros: siempre móvil, como una enfermedad de curso asintomático, sin diagnóstico y sin lucha.
lunes, abril 03, 2006
La niebla y la frente alta
Aunque la realidad era que los paisajes de su ciudad no pudieron abandonarle:
Nos hemos detenido en unos cuantos versos que quizá den una imagen falsa de la obra de Haltzamendi y en particular de su afición por los versos de estructura difusa, por los metros kilométricos y un tanto subtérraneos, por los versículos vermífugos que gustaba de decir, por el collage y el nonsequitur. Así, cerramos esta entrega con el final de su poema "Mi número de Erdös":
tan de secano como la hierba seca de veranos que no he conocido
domingo, abril 02, 2006
Intercambio
HEAUTÒNTIMORÚMENOS
Para mi amigo Pedro Santana, en su cumpleaños
El horóscopo, que crece en lo que crece1
P.S.
Izarse de los pelos como gorgona
airada al comprobar en negro flash mítico
que malvive en perpetua y libre caída.
¿Qué hacer? ¿Cómo vestirse? ¿Dónde poner
las manos para rápido auparse antes que
la apisonadora del tiempo nos coja,
nos devore: una súbita empanadilla
de indiferente instante de imprevisión?
El tiempo malvado que no repite sesión,
que esconde, agosta las früiciones, tapa
los orificios todos del breve espíritu,
--hosco visitante de hora intempestiva--
dejándose caer, lerdo y destemplado,
en sucesiones torpes e inoportunas.
El tiempo malvado que no repite sesión,
que engendra en su vaina la mutilación
de cualesquiera encanto que imaginemos.
J.M. Eguren
____
1. Retocado para el arte mayor [con tu permiso].
Correspondencia perdida y encontrada con Eguren
Eguren, tus misivas
No son lamentos que ultrajen el hado
De las notas que vivas
De las Seychelles van a las Maldivas
Con tonos de letrado.
Son más bien curiosos
Destellos de sabio y sutil ingenio
Que dejaron sus posos
En cuadernos de trazos vigorosos
Que yo en tu mesa inuenio,
Esto es, que los encuentro
Con sus spentos, sus lumes y rispostes
Afuera y también dentro.
En los rigores gnósticos ya no entro,
Ya pongan en los postes
Mensajes sesotéricos
Como Sesostris, Pedrín, por ejemplo,
Cifrado metamérico
Que utilizó Pound, Ezra, tan feérico
A las puertas de un templo,
Basílica o anteiglesia,
No en sentido digamos que vascuence
Aquejado de amnesia
Sino en genérico, erdera o parresia
Que glotocrono vence
Sutil y paradojo
En sus versículos de titanlux,
Acero y trampantojo
El conceptista hermético cerrojo
Del jugador de mux.
P.S.